Conocí a un hombre que nunca se enamoró

 Conoci a un hombre que nunca se enamoró.

Que las veredas de a uno son mas anchas;

los campanarios espantan las palomas 

y la tarde en el cielo deshilacha. 

Una navaja escribe la inocencia

en el viejo banco de una plaza.

El árbol derrama en el otoño 

el fracaso del verano en las almas. 

Que Tu y Yo pueden ser cualquiera. 

Soledades grises, desconocidas.

La pasión se ofrece a bajo precio

y el amor en el bolsillo se guarda. 

Pero al dar vuelta en una esquina, 

el desamor a veces se descuida. 

El viento da vueltas el paraguas

No queda otra cosa que mojarse. 

Hay que caminar en la lluvia

que sin permiso, atrevida nos besa. 


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