Vacia el Dolor de Mi Corazon

Te hablo porque puedes responderme

Mi sed por ti es inmensa
Mi alma saca la lengua ávida de agua bendita.
¿Vendrán las nubes dejando la lluvia
Para mojar mi tristeza?

Vacía el dolor de mi corazón
Quiero vivir sin miedo a la muerte
Pensar que es posible sanar por amor
Que a pesar del pecado y los errores
La vida triunfa finalmente.

Tú sabes cada hora de mis días
Conoces mis sueños añorados
Mes has guardado la palma de tu mano
No quiero la eternidad ni el infierno;
Simplemente que me des amor.

Todavía creo porque puedo;
No sé de dónde saco la fe y el impulso.
Duele la carne, se ablandan mis huesos;
Entiendo de a poco que algún día
Todo acabará como empezó.

Busco lo humilde y lo sencillo;
No todos me entienden viéndome ya, sin orgullo.
Que vaya hacia delante tercamente
Ni retroceda ni abandone me reclaman,
Porque no saben perder.

Las noticias del mundo cruel arremeten.
Su confusión es la música para ídolos de barro.
¿Vendrá el viento con granizo
A golpear mí techo para despertarme.
Con la insolente lluvia del verano?

Me detengo a olfatear el aroma del pasado,
De recuerdos, de rostros que ya no son.
Me impregna el aire fresco del sur.
Las cuentas saldadas caen a la basura.
Cúrame hoy con cucharadas de miel.

Teatro de sombras y de luces,
Mi existencia hace muecas de dolor;
Desespera la alegría enjaulada
Que no puede cantar ni reír
Y contentar a mi ridículo corazón.

Perros que arrastran hombres
A sus territorios imaginarios.
Ladridos a malos espíritus
Que deambulan en blanco y negro.
Solamente ellos pueden ver
La otra dimensión de las cosas.

Una ciudad que guarda vestigios
De la era de lo animal y de lo primitivo.
No hay Dios en sus veredas.
Nadie mira el cielo hasta que un día,
El cáncer se presenta en persona.

La locura de los adictos espanta.
Se murmura la discriminación con disimulo.
Ningún capitán se hunde con su barco
Y ninguna sirena canta por placer.
Es ficticia la palmada en la espalda.

Tras el calor que evaporó hasta la sangre
Una danza gris presentó a la lluvia de verano.
Corta como el amor, impulsiva,
Llegó con el viento a golpear las ventanas.

No te rías de mi ignorancia
No pedí la sangre ni la piel morena
Delante de un mundo intolerante.
Son menos imprescindibles los estúpidos.

Es mejor no llevarse nada a deber todo.
No hay garantía religiosa
Ni crédito por afiliación dogmática
Para agarrarse de la punta de una lejana estrella.

Las almas que se van al sol se queman.
Hacia el otro lado del infinito se congelan.
El paraíso está aquí mientras viva, es lo que digo,
Para darte gracias Dios Padre
Porque me dejas pedirte sin esperar nada a cambio.

Llueve para los pobres y los ricos;
Los pájaros gorjean para romper el sosiego.
Lamento no haber comprendido a tiempo
Que la furia es inútil para encontrar al destino.
Solamente sirve el amar a cada instante.

Melancolía de los años juveniles
Cuando los sueños estaban intactos.
Hoy la tarde mojada me devuelve
A la orilla de un recuerdo
Como una rama a la deriva por el río.

¿Dónde está brújula, el libre albedrío?
¿Dónde la mismísima fe se perdió por el camino
o la corazonada suicida se desvaneció en la nada?
He cumplido con mis muertos amados.
He pensando largamente
Como el destino dibuja meandros
En nuestras vidas inacabadas.

Los que se fueron de su tierra natal
Vuelven profetas del olvido por el triunfo;
Los que se quedaron por no arriesgar
Cayeron resentidos por el futuro que no llega.
Dos heridas que no cierran jamás.

¡Dios cuánto trabajo ser Dios!
El cura y el pastor te señalan con el dedo
Y bendicen en tu nombre cualquier cosa.
No quiero molestarte ni llamarte.
A las pequeñeces las resuelven los diablos.
Que andan sueltos en los cuerpos comedidos.

Millones de almas son como millones de estrellas.
Algunas nuevas por azules
Y otras amarillas por viejas.
Pero es el mismo cielo y el único Dios
Para los buenos y los malos.

Comentarios

Entradas populares